EMDR: Transformando traumas con evidencia y eficacia.

La Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR) se erige como un pilar fundamental en la psicoterapia, brindando una vía eficaz para abordar trastornos derivados de experiencias traumáticas. Desarrollada por la Dra. Francine Shapiro en la década de 1980, esta técnica ha evolucionado respaldada por investigaciones rigurosas y la aprobación de organismos de renombre. Parte de la premisa de que, tras un evento traumático, la capacidad del cerebro para procesar información de manera habitual se ve alterada, dificultando la integración adecuada de sensaciones y emociones con otras experiencias. El trauma, arraigado en las redes neuronales, persiste como un desencadenante de patologías.

Objetivo central de EMDR: Transformar la carga del trauma

El objetivo central de EMDR es facilitar la desensibilización y el reprocesamiento adaptativo de recuerdos traumáticos.

La terapia se enfoca en desbloquear la información almacenada de manera disfuncional, permitiendo que las sensaciones y emociones asociadas se integren de manera saludable en la red de memoria.

Al emplear movimientos oculares y estímulos bilaterales, EMDR trabaja con los disparadores del presente para abordar traumas pasados y establecer patrones de respuesta más adaptativos para el futuro. Es precisamente por esta razón que su protocolo se conoce como de tres vertientes, abordando el pasado, el presente y el futuro

Concepto fundamental: Trauma «T» y Trauma «t»:

En el contexto de la terapia EMDR, la distinción entre el «Trauma T» y el «Trauma t» es esencial para comprender la diversidad de experiencias traumáticas que pueden afectar a una persona. El «Trauma T» se refiere a eventos traumáticos de gran magnitud, como situaciones extremadamente estresantes, abusos graves o pérdidas significativas, que tienen un impacto inmediato y profundo en la vida de un individuo. Por ejemplo, un accidente automovilístico traumático, un desastre natural o una experiencia de combate pueden clasificarse como «Trauma T». Estos eventos suelen dejar una marca psicológica intensa y están vinculados a síntomas de estrés postraumático.

En contraste, el «Trauma t» abarca experiencias más sutiles pero acumulativas que, con el tiempo, pueden tener un impacto considerable en la salud mental. Estas situaciones cotidianas pueden incluir periodos prolongados de desconfianza, menosprecio constante, o microtraumas que, aunque aparentemente menores, se acumulan y afectan gradualmente la salud emocional y psicológica de una persona. Por ejemplo, el acoso laboral constante, la invalidación emocional repetitiva o relaciones interpersonales crónicamente conflictivas pueden clasificarse como «Trauma t». Aunque estas experiencias no generan el mismo impacto inmediato que el «Trauma T», su influencia a lo largo del tiempo puede ser significativa y contribuir a la manifestación de diversos trastornos mentales. La terapia EMDR reconoce la importancia de abordar ambos tipos de traumas, ya que ambos pueden afectar negativamente la calidad de vida y el bienestar emocional de una persona.

Cómo impacta en el cerebro y más allá del proceso traumático

El cerebro tiene mecanismos naturales para recuperarse de eventos traumáticos, pero en situaciones que superan su capacidad de procesamiento, las respuestas al estrés pueden quedar activadas, generando recuerdos persistentes y perturbadores.

La terapia EMDR facilita el procesamiento de estos recuerdos, permitiendo que el proceso de curación natural se reanude.

La versatilidad de la terapia EMDR se manifiesta en su capacidad para ayudar a niños y adultos de todas las edades, abordando problemas como el TEPT, ansiedad, depresión, enfermedades crónicas, trastornos alimentarios, duelos, entre otros. Su enfoque no se limita al diagnóstico, sino que se dirige a las circunstancias vitales no procesadas que contribuyen a los problemas actuales

Modelo de Procesamiento Adaptativo de Información (PAI): Desbloqueando la sanación

El Modelo de Procesamiento Adaptativo de Información (PAI) es el pilar esencial que impulsa el funcionamiento de la Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR), desencadenando un proceso de sanación profundo y natural. En esencia, el PAI propone que nuestro sistema nervioso tiene una capacidad innata para procesar todas las experiencias, incluso aquellas extremadamente difíciles o traumáticas. Cuando nos enfrentamos a situaciones abrumadoras, como eventos traumáticos, este procesamiento puede quedar bloqueado, dejando los recuerdos almacenados de manera disfuncional.

En el contexto de la terapia EMDR, se utiliza un enfoque específico, la estimulación bilateral como el movimiento ocular, toques o tonos para desbloquear estos recuerdos traumáticos y permitir su integración en el sistema nervioso. Ahora bien, ¿cómo opera esto en términos más comprensibles?

Imagina que nuestros recuerdos están almacenados en nuestro cerebro como archivos, y algunos de ellos, especialmente los traumáticos, están «cerrados» o «atascados». El movimiento ocular en EMDR actúa como una llave virtual que abre estos archivos bloqueados. Es como si estuviéramos permitiendo que la información almacenada fluya libremente y se integre de manera saludable en nuestra red de memoria.

Cuando seguimos con los ojos el movimiento indicado por el terapeuta, se activan ambos hemisferios cerebrales de manera alternada. Este patrón bilateral estimula el sistema nervioso, desencadenando un procesamiento adaptativo que facilita la desensibilización y la reestructuración cognitiva. En términos más simples, los movimientos oculares ayudan a cambiar la forma en que percibimos y recordamos las experiencias traumáticas, promoviendo una adaptación más saludable.

Así, el PAI junto con el movimiento ocular en EMDR se convierten en una herramienta poderosa para desbloquear la sanación, permitiendo que las personas superen los efectos negativos de los traumas y avancen hacia un estado emocional más equilibrado y resiliente. Este enfoque no solo busca aliviar el sufrimiento presente, sino también establecer las bases para un futuro más positivo y adaptativo.

Experiencia del Paciente en el Proceso de EMDR

La terapia EMDR se aborda con una profunda comprensión del caso y una exploración de las conexiones potenciales entre el problema presentado y la historia previa del paciente. Dependiendo de las necesidades individuales, puede ser necesario un proceso previo de preparación para establecer la estabilidad emocional y abordar las dificultades antes de adentrarse en la terapia EMDR.

Te invitamos a continuar leyendo en el próximo post…

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